ITT es una organización sin fines de lucro establecida para abordar problemas globales a gran escala, como la inseguridad alimentaria, la desigualdad económica y los derechos humanos, que a menudo fomenta programas tecnológicos adecuados para los países de bajos recursos. ITT se ha centrado en desafíos que van desde la generación de energía solar a pequeña escala e instalaciones de saneamiento en aldeas hasta proyectos relacionados con la atención sanitaria en el África subsahariana.
“Y entonces, se desató el COVID-19”, dice Noha El-Ghobashy, directora de operaciones de ITT. Esta organización investigó la factibilidad de un respirador de bajo costo para distribuir en África. El problema, según El-Ghobashy, era que más del 90 % de la población africana solo tiene acceso a centros de atención primaria. “No tienen acceso a hospitales de atención terciaria con camas en UCI, profesionales capacitados y suministro de oxígeno confiable”, añade.
Los pacientes de COVID-19 en África necesitan la administración de oxígeno con presión positiva para mantener abiertos los alvéolos pulmonares. Esa es la función de una máquina BiPAP, que normalmente se utiliza en pacientes del primer mundo para controlar el síndrome de apnea obstructiva del sueño, ya sea en el entorno de la atención primaria o en el mismo hogar. No necesita ni canalización ni cilindros de oxígeno, que son escasos en los países de bajos recursos.
En opinión de El-Ghobashy, un equipo BiPAP puede no ser en sí la solución para el COVID-19, pero, en combinación con un concentrador de oxígeno, podría ayudar en la gestión de los pacientes de COVID-19. Afirma que lo ideal sería poder controlar con precisión la presión positiva y maximizar la concentración de oxígeno, manteniendo a la vez el costo de la solución integrada por debajo de los 500 dólares estadounidenses, para que las economías emergentes puedan afrontar el gasto.
El iPAP combina la sencillez y el bajo costo de una máquina BiPAP con las funciones claves de un respirador, más un concentrador de oxígeno y un pulsioxímetro para controlar los niveles y la presión de oxígeno. Lo importante es que la unidad también incluye un esterilizador por ultravioleta para el aire exhalado, a fin de proteger a los médicos y demás personal de aerosoles infecciosos. La concentración y la presión de oxígeno están controladas por la misma unidad o por un teléfono inteligente.
Mientras el dispositivo iPAP esté en desarrollo, se lanzará y comercializará independientemente la unidad “O2pus”, que incorpora máscara, conductos, válvulas y esterilizador, para su uso con máquinas BiPAP estándar.
El-Ghobashy comenta que la infraestructura sanitaria subsahariana es muy frágil. Por ejemplo, mantener un suministro de aire confiable es una limitación muy importante. ITT buscó empresas de oxígeno medicinal locales ya establecidas, pero ninguna resultó sostenible desde el punto de vista financiero. En consecuencia, como iniciativa independiente del iPAP para resolver la escasez de oxígeno subsahariana, ITT lanzó su propio “modelo de franquicia” subvencionado, que ofrece capital y asistencia técnica a empresas locales para establecer plantas de producción de oxígeno a mediana escala. Los fondos filantrópicos están dirigidos a “eliminar el riesgo” de la startup local, pero la expectativa es que adquieran sostenibilidad económica en un corto plazo.
La esperanza de ITT es poder fabricar sistemas iPAP en muchos lugares —India, China, Malasia y Europa Oriental— para evitar las interrupciones potenciales en la cadena logística que los proveedores de respiradores sufrieron al principio de la pandemia.