En un mundo más dado al trabajo remoto y desde el hogar, la colaboración —el motor del trabajo en equipo y la formación de ideas— cobra mayor importancia. Para los arquitectos e ingenieros, la de diseños acortará distancias físicas y dará pie a nuevas oportunidades. Muchas personas en el sector ya entienden muy bien que el mundo de la realidad extendida (RE), la cual se halla en una vertiginosa aceleración, será el nuevo entorno de trabajo.
Las tecnologías de los videojuegos y de RE (tales como Iris VR) complementan los flujos de trabajo tradicionales de AEC, crean entornos virtuales más inmersivos y económicos, optimizan la gestión de proyectos complejos y consiguen más aceptaciones de propuestas por parte de los clientes. Un ejemplo reciente de ello es la empresa de ingeniería noruega Norconsult, que ha diseñado un puente de la ruta E39 gracias una tecnología Unity de realidad virtual (RV) inmersiva. Esta tecnología permitió sentar las expectativas del cliente en una fase temprana del proceso de diseño, cosa que también aceleró la toma de decisiones.
Estas plataformas visuales, al involucrar más a los participantes, ayudarán a diseñar de forma colectiva los entornos urbanos del futuro, desde edificios individuales hasta metrópolis enteras. La ASCE (sociedad estadounidense de ingenieros civiles) ya se ha puesto manos a la obra y se ha asociado con el estudio de diseño Experimental, visionarios de la construcción de mundos, además de otros tecnólogos y líderes de pensamiento para erigir un entorno de RE llamado Future World Vision. El proyecto es un escaparate de escenarios que imaginan cómo podrían construirse las ciudades del futuro, y un ejemplo de las diferentes maneras en que los mundos virtuales pueden ser mejores para resolver los problemas del mundo real actual.
Y a propósito del metaverso, existen entornos online más inmersivos, como The Wild, con el potencial de transformar el funcionamiento del diseño y la arquitectura. Más allá del bombo publicitario, una de sus posibilidades es que los equipos de diseño experimenten el prototipado y la corporeidad de los edificios y, en cierto modo, se encuentren realmente “dentro” de los proyectos propuestos, lo cual conduce a un flujo de trabajo más implicado y colaborativo. Será más sencillo probar el rendimiento energético y la facilidad de construcción de las fachadas; las presentaciones serán más impactantes y, cuando sean más las partes involucradas en un proyecto las que puedan congregarse en la planta baja de un concepto de diseño antes de sentar los cimientos, más rápido se dará el visto bueno.