En 1915, parte de las rocas extraídas para abrir el Canal de Panamá se utilizaron para conformar una península artificial que une al continente con las islas Perico, Naos y Flamenco. La Calzada de Amador –o Causeway–, se convirtió rápidamente en un paseo público, con sendas para bicicletas, marinas y sitios de contemplación de los barcos que aguardan para atravesar el Canal.
“En un lugar adyacente a la isla Perico –detalla Mallol–, formulamos un relleno y una gran escollera para generar el solar donde levantar el puerto, con excelentes vistas al centro de la ciudad. Es una ubicación privilegiada, donde se encuentran lugares turísticos importantísimos, como el Museo de la Biodiversidad, diseñado por Frank Gehry”.
Con una larga historia en dragado del océano, en Panamá se tomaron todas las medidas necesarias para preservar la flora y fauna marinas. El arquitecto explica que se trata de zonas donde el tránsito marítimo es constante desde hace muchos años, por lo que se cuenta con decenas de estudios previos. “Proyectos como la Terminal de Cruceros balancean el impacto ambiental con los beneficios socioeconómicos. En un principio, habrá un muelle donde recibir dos cruceros a la vez, lo que representa unas 5000 personas desembarcando en el mismo momento”, agrega Mallol.
La capacidad del puerto se duplicará en una segunda etapa para reforzar el objetivo de incrementar el turismo: “Queremos que las personas que vienen se hospeden por más tiempo, lleguen dos días antes de zarpar, y se queden unos días más al regreso. Es un reto muy importante para la ciudad”, dice el arquitecto.
Para recibir pasajeros, la Terminal de Cruceros de Amador se diseñó como una gran cubierta metálica de 16 000 metros cuadrados, bajo la cual se disponen otras construcciones. Considerando el clima tropical panameño, toda el área queda protegida del sol y de las lluvias, que arrecian 9 meses al año. “La cubierta es una estructura tridimensional soportada por unos pocos puntos verticales, por lo cual se genera un espacio abierto por el que circula el aire. La luz, filtrada, ingresa a través de tragaluces dispuestos en el techo, el cual posee una doble curvatura”, describe Mallol.