Un pueblo de Fiyi conserva sus tradiciones gracias a la RV y el desarrollo sostenible

Los habitantes de la isla de Vorovoro, en Fiyi, se valen de herramientas modernas, como drones y realidad virtual, para fomentar un desarrollo sostenible que mantenga vivas sus costumbres.

A group of people in vorovoro

Drew Turney

18 de febrero de 2020

min. de lectura

Cuando se trata del desarrollo del tercer mundo, no todas las inversiones son iguales.

Aunque muchas poblaciones locales o indígenas acogen con los brazos abiertos el desarrollo y la modernización, no están dispuestas a sacrificar su medio ambiente ni su cultura. A este dilema se han enfrentado los habitantes de la isla de Vorovoro, una franja de tierra de apenas un kilómetro y medio de longitud cubierta por un agradable bosque tropical al norte de Fiyi. China ha invertido mucho dinero en países del tercer mundo como este, aunque también ha causado una destrucción medioambiental alarmante al ignorar las normativas aplicables.

De hecho, el jefe tribal de Vorovoro, Tui Mali, ha rechazado varias propuestas para desarrollar y modernizar la isla por considerarlas incompatibles con el modo de vida tradicional y sostenible de los fiyianos. Lo que tiene en mente este antiguo empleado de la industria naval, que dedicó 25 años a instalar fibra óptica, es un centro cultural para promover, homenajear y compartir el modo tradicional de estos isleños de relacionarse, elaborar artesanía, alimentarse y vivir de forma sostenible; no solo para enseñarlo a los visitantes, sino también para ayudar a su pueblo a mantener vivas las tradiciones.

La comunidad de Vorovoro se muestra orgullosa de sí misma y de su autosuficiencia. Por eso están elaborando una nueva hoja de ruta que concilie sus tradiciones con el mundo actual. Y empiezan con una presa.

Un Vorovoro virtual

People sit in a field.
Alumnos de posgrado de la Universidad Estatal de Arizona manejan drones por la zona del emplazamiento de la presa en la isla de Vorovoro para obtener imágenes y vídeos. Imagen gentileza de Dace Campbell. 

Un proyecto como el centro cultural necesita servicios, principalmente abastecimiento de agua. Aunque Fiyi cuenta con una estación muy lluviosa por su clima tropical, Vorovoro no tiene cómo almacenarla para posibilitar el desarrollo de la isla, así que han pensado construir una presa en una montaña aprovechando una cuenca natural donde podrían recogerse más de dos millones de litros de agua.

La empresa social Bridge the Gap, que pone en contacto a visitantes con las instituciones de la zona mediante programas con un impacto positivo desde el punto de vista social y medioambiental, ha congregado un equipo de ingenieros, diseñadores y otros expertos de la Unidad Estatal de Arizona, la Universidad de Auburn y Autodesk para estudiar la viabilidad de una presa que podría almacenar agua para todo un año. En lugar de recorrerse a pie las montañas con cintas métricas y sacos de hormigón para ponerla en marcha, plantearon un enfoque más actual que cuenta con la ayuda de los estudiantes para hacerse realidad.

Para preparar a los estudiantes frente a los próximos retos de la construcción, Autodesk colaboró con un curso de posgrado en la Universidad de Arizona en la primavera de 2019. Los alumnos manejaron un dron para capturar miles de fotos y vídeos del emplazamiento propuesto. Luego se trataron estos datos con fotogrametría para elaborar un modelo digital en 3D de gran precisión.

En un equipo disperso por todo el planeta, la colaboración es posible gracias a BIM 360 Docs, de Autodesk, que guarda en la nube los modelos y dibujos del proyecto. También genera secciones para estudiar la ubicación, altura y características de la presa como parte del estudio de viabilidad. Pero el elemento clave ha sido la simulación por realidad virtual (RV) de la presa en su entorno, que permite a los usuarios “pasearse por el lugar” y percibirlo a escala real desde cualquier punto.

An older man wears VR goggles.
El jefe, Tui Mali, recorre Vorovoro mediante realidad virtual con las gafas HTC Vive. Imagen gentileza de Dace Campbell. 

La RV es una herramienta única que, por una parte, aporta una valiosa información para tomar ciertas decisiones durante el estudio de viabilidad y, por otra, consigue que se suban al carro los socios necesarios para el diseño y la construcción. Pero lo más importante es que los habitantes de Vorovoro se han sentido parte del proyecto desde el minuto cero y han aportado su experiencia en planificación y construcción sostenibles. La fundadora y directora de Bridge the Gap, Jenny Cahill, es una antigua residente de la isla y afirma que los lugareños son muy tradicionales, pero también muy abiertos: “Están convencidos de que usando la tecnología podemos progresar mucho más rápido de lo habitual”.

“El proyecto se basa en la preservación medioambiental y cultural, en la consecución de unos objetivos de desarrollo sin alterar lo que es importante para el pueblo de Vorovoro ―expone Cahill―. En todos los proyectos tienes que ceder en algo, pero al trabajar codo con codo con ellos cualquier decisión se toma de acuerdo con sus deseos sin que importe tanto el turismo tradicional”.

Se trata de un proceso deliberado que promueve la capacitación de los habitantes de la isla para que su papel sea más activo. Y Bridge the Gap quiere contar con los socios adecuados. No se trata de encontrar al mejor arquitecto, al constructor más rápido o al proveedor más barato, sino de propiciar “un aprendizaje mutuo, un intercambio de información y de habilidades con el que todo el mundo se sienta cómodo”, matiza Cahill.

Cuando los foráneos trabajan con los fiyianos, la colaboración, la confianza y el trabajo en equipo lo son todo. Como explica Cahill: “Tras pasar aquí un tiempo, incluso las personas más tradicionales que tienen una visión más académica de las cosas terminan comprendiendo las palabras de Tui Mali cuando dice: ‘Uno más uno igual a uno’”.

Una construcción del siglo XXI

Aerial rendering of a forested area
Crear modelos digitales a partir de la grabación de drones fue más sencillo y barato que con los equipos de topografía tradicionales. Imagen gentileza de Dace Campbell. 

Utilizar métodos de topografía tradicional para levantar planos de una zona que en esencia es una cuenca natural habría resultado una labor abrumadora, incluso peligrosa, y mucho menos precisa.

“Lo más normal habría sido contar con equipos de topografía; traerlos hasta aquí o encontrar en Fiyi a alguien que nos los alquilara o prestara”, explica el Dr. Anthony Lamanna, director técnico del proyecto de la presa, profesor de Métodos de Ejecución Alternativos y Medioambiente Construido y director de la Del E. Webb School of Construction de la Universidad de Arizona. “También podríamos haberla construido directamente, pero no habríamos optimizado la solución. El modelo que obtuvimos con los drones nos mostró que nos encontramos ante una cuenca engañosa. Por ejemplo, una altura ligeramente mayor de la presa habría provocado una mayor filtración del agua almacenada hacia los cauces naturales”.

Pero el modelado por RV era más fácil, económico y, como añade Cahill: “una auténtica gozada”. También facilitó trasladar los planos a los miembros de más edad del pueblo de Vorovoro, quienes no podían acudir físicamente hasta el emplazamiento para inspeccionarlo, y permitió enseñar a los posibles socios extranjeros no solo el aspecto de la presa, sino también los objetivos medioambientales y culturales del proyecto.

Mediante unas gafas HTC Vive y la plataforma Holodeck, de NVIDIA, el usuario de la RV puede inspeccionar la propuesta desde cualquier punto, ángulo y dirección. Cahill nos confiesa que “por lo general, no podemos responder a las preguntas técnicas que nos hacen sobre el emplazamiento”. No es nada fácil obtener medidas reales de un proyecto en cualquier parte del mundo. “Pero ahora tenemos los modelos en 3D; cualquiera puede ponerse las gafas y, en cierto modo, desplazarse hasta el lugar para medir o lo que necesite. Se ahorra tiempo y dinero, y es una manera mucho más eficiente de evaluar el proyecto entero”.

Construir para el mundo real

Chief Tui Mali decorates bure vorovoro
Tui Mali, jefe de las islas de Vorovoro y Mali, corta una cinta en la inauguración de un edificio. Imagen gentileza de Bridge the Gap.

Una representación digital es solo el primer paso para que el sueño se convierta en realidad. Gracias a las impresoras 3D de Mimaki, Autodesk está generando maquetas precisas y a color de la isla y del emplazamiento de la presa que, junto con las imágenes de BIM 360 y la simulación por RV, servirán para presentar el diseño óptimo de la presa a finales de 2019. La cuestión será entonces cómo construirla.

Lamanna anuncia que la Del E. Webb School of Construction de la Universidad de Arizona, Bridge the Gap y la Rand Corporation están recaudando fondos para transformar el proyecto en una guía para el desarrollo sostenible respetuoso con la cultura local. También aspiran a una beca de Rotary International para los aspectos relacionados con el agua.

La presa de Vorovoro será el resultado de un esfuerzo polifacético que cruza fronteras. En otra época, esta colaboración internacional habría sido imposible para la comunidad de esta diminuta isla en medio del océano Pacífico. Pero las nuevas herramientas digitales, que reproducen el entorno construido, pueden hacer llegar las bondades del proyecto a un público mucho más amplio sin perder la complicidad con el pueblo de Vorovoro para conservar y compartir su legado cultural.

Drew Turney

Acerca de Drew Turney

De pequeño, Drew Turney quería cambiar el mundo, aunque luego comprendió que era más fácil informar sobre quienes lo consiguen. Escribe sobre tecnología, cine, ciencia, libros y mucho más.

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