Si bien King está convencida de que los refugios y comunidades de Pallet están teniendo un impacto positivo en la crisis de sinhogarismo, tiene aún más fe en el modelo de desarrollo de empleo de su organización: cree que otras empresas deberían adoptarlo si buscan crear una nueva generación de empleados.
Así lo asegura: “Tenemos un producto fantástico. Pero nuestra misión principal es crear empleos que aseguren un salario mínimo, formen en competencias y ayuden a estos trabajadores a crecer como personas”.
King se dedica a explicar a otros empresarios cómo expandir las miras de su contratación para integrar a personas con experiencias vitales diferentes –y, a veces, muy duras– es una decisión que compensa enormemente en muchos departamentos, no solo en la planta de producción o el depósito.
“Tenemos que invitar a las empresas a que consideren el hecho de que el sinhogarismo y el desplazamiento forzado no se resuelven dándole casas a la gente –añade–. Cuatro paredes y un techo no son la solución. Lo que hay que dar son oportunidades laborales y estabilidad económica. Hay que generar riqueza. Esa es la magia que crea soluciones a largo plazo”.
Para ello, King busca contratar a personas que hayan sufrido dificultades a la hora de obtener y mantener empleo estable: es decir, quienes han vivido situaciones de calle o adicciones, así como las salidas del sistema penitenciario.
“La inmensa mayoría de nuestros empleados tienen un historial importante de interacción con el sistema judicial. He conocido a miles y miles de personas con historias parecidas que han trabajado para nuestra empresa o que han pasado por uno de nuestros programas, y puedo decir con total convicción que son algunos de los ciudadanos más brillantes, creativos, productivos e inteligentes que he conocido”, asegura.
King añade que a lo largo de años de conversaciones, sus empleados y otros usuarios de las comunidades de Pallet han compartido sus dificultades para conseguir trabajo. A veces son las propias regulaciones y leyes las que impiden que las personas con pasados delictivos accedan a un empleo. Por si eso fuera poco, al estigma hay que añadirle los prejuicios.
King así lo describe: “Es un círculo vicioso del que no se puede salir y por el que muchas personas quedan atrapadas en la pobreza. Por eso, para nosotros, ofrecer un trabajo a alguien es una forma muy simple de decirle: ‘Creemos en ti’. Ayudamos en su formación y los apoyamos hasta que llegan a un punto en que empiezan a permitirse pensar en cumplir sus propios sueños. Ahí es cuando emprenden su camino, cuando saben que tienen un propósito en esta vida. Con el tiempo dejamos de ser necesarios, porque ya creen en sí mismos lo bastante para no desviarse del camino hacia el objetivo que se marcaron”.