“Dentro de un año, espero, comenzaremos a fabricar un automóvil eléctrico”. Así lo declaró Henry Ford al New York Times en 1914. La empresa Ford Motor Company había lanzado el Modelo T, de combustión, en 1908. Pero su amistad con Thomas Edison llevó a Ford a su siguiente gran proyecto: popularizar los vehículos eléctricos, que ya transitaban sin mucho protagonismo desde el siglo XIX. Incluso la esposa de Ford, Clara, prefería conducir el Detroit Electric. Sin embargo, la idea no cuajó, y Ford se topó con el mismo problema con el que se enfrentan los fabricantes de autos hoy: diseñar una batería capaz de “recorrer largas distancias sin recargar.” Más de un siglo después del intento de Ford, los vehículos eléctricos finalmente están viviendo su momento, y gracias a los avances en energía y materiales, esta vez es para quedarse.
El mundo ha llegado a un punto crítico en cuanto al impacto humano sobre el clima, y el 28 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero provienen del sector transporte. De hecho, un automóvil emite, de media, unas 4,6 toneladas métricas de dióxido de carbono al año. Estos efectos medioambientales han inclinado la balanza en contra de los combustibles fósiles y a favor de fuentes de energía más sostenibles. En respuesta, los fabricantes de automóviles han intensificado la producción de vehículos eléctricos, y la Casa Blanca ha establecido como objetivo que, para 2030, el 50 % de las ventas de vehículos nuevos sean eléctricos.
No obstante, hay aún una serie de obstáculos que superar antes de que estos vehículos eléctricos sean mayoritarios. En primer lugar, está la carencia de una infraestructura de carga fiable y con amplia cobertura: en EE. UU., hay 25 EV por cada estación pública de carga, y el tiempo mínimo de recarga ronda los 20 minutos. Además, la transición desde los vehículos a gasolina hacia modelos con baterías de iones de litio plantea un dilema medioambiental, dado que la extracción de los minerales necesarios conlleva prácticas mineras muy invasivas y contaminantes . Estos retos, sin embargo, suponen oportunidades para visionarios y emprendedores que buscan transformar la industria automotriz y acelerar el cambio hacia una movilidad más sostenible.