El responsable de información de Autodesk, Prakash Kota, considera que la eficiencia operativa ha tenido consecuencias inesperadas muy positivas, como la innovación operativa: “Si consigues que tu empresa y tus procesos funcionen con fluidez, tendrás bastante claras las innovaciones o valores empresariales que queréis poner en marcha”.
Con este planteamiento, los responsables de diversos departamentos de apoyo de Kimley-Horn (TI, RR. HH., jurídico y financiero) se reúnen periódicamente para impulsar una mejora continuada de los aspectos colaborativos y colectivos.
“Nos juntamos cada cierto tiempo para analizar lo que funciona y lo que no, y para ver cómo los departamentos de apoyo podemos seguir mejorando nuestro servicio a la empresa”, explica Otto. En estas reuniones, detecta oportunidades de innovación con ayuda del grupo de Aplicaciones para la Ingeniería, un equipo de TI del que forman parte gestores de CAD e ingenieros: “Este equipo colabora con la gente de producción y de trabajo de campo para descubrir nuevas oportunidades y evaluar en qué áreas podrían ser necesarias nuevas soluciones y programas informáticos para conseguir que los encargados de producción trabajen con más rapidez, eficiencia y calidad”.
En el sector de la fabricación, innovar no es una mera cuestión de eficiencia, sino también de evolución, como apunta Shinbara, quien añade que para los fabricantes es fundamental descubrir nuevos materiales y procesos que mejoren tanto los productos como la productividad: “Uno de los mayores obstáculos de la fabricación es su carácter empírico: para aprobar un artículo tienes que fabricarlo físicamente, ya sea a mano o con ayuda de maquinaria ―afirma Shinbara, y añade que la tecnología puede acelerar la innovación gracias a la digitalización de métodos manuales―. Una de las principales aportaciones de la innovación es en el campo del diseño de prototipos, que sirven para determinar con una relativa seguridad si un material y proceso determinados te dan las propiedades que buscas”.
La relación entre el costo y el tiempo necesarios para alcanzar este grado de certidumbre mediante métodos tradicionales suele ser prohibitiva. Gracias a tecnologías como la simulación mediante gemelos digitales, el retorno de la inversión se incrementa exponencialmente.
Shinbara ve muchas posibilidades: “Si tuviéramos mayor capacidad para diseñar prototipos, podríamos definir con más facilidad lo que queremos, cómo queremos hacerlo y con qué materiales. Podríamos reducir los experimentos innecesarios y, aun así, tener bastantes garantías de que todo funcionará correctamente”.