¿Cómo es que no los vimos antes? Materiales de construcción renovables
- El sector de la construcción es responsable de casi el 40 % de las emisiones mundiales de carbono.
- Los materiales renovables pueden ayudar a la sostenibilidad del sector, ya que la producción de materiales tradicionales depende de recursos finitos.
- Por suerte, ahora disponemos de multitud de alternativas sobre materiales renovables y gestión eficiente del reciclaje.
“Fijémonos en la energía gris,” dice el arquitecto y experto en sostenibilidad Werner Sobek. Energía gris es el término empleado para referirse a la energía primaria que se necesita para construir un edificio. Cuando se trata de ahorrar energía, es mucho más eficaz utilizar materiales de construcción reciclables que intentar compensarlo una vez que el edificio entra en servicio.
Por este motivo, un número cada vez mayor de arquitectos confía en materiales renovables, como ha hecho Sobek en una clínica de Eisenberg o Kaden+Lager en Skaio, el edificio de madera más alto de Alemania.
Skaio mide apenas 34 metros. Las ventanas de suelo a techo, que perforan el revestimiento de color gris claro, recuerdan a las celdillas de un panal. No pasará demasiado tiempo hasta que se construya un edificio de madera más alto en Alemania.
Ahora bien, no es su altura lo que hizo que Skaio y el estudio berlinés encargado de su proyecto se alzaran en 2021 con el Premio a la Arquitectura Sostenible de Alemania. El edificio es toda una declaración de intenciones en favor de la sostenibilidad en el sector. Además de estar compuesto principalmente de madera (una materia prima renovable que, según los medios, está llamada a ser el estandarte de la construcción de carbono positivo), en el montaje no se han empleado adhesivos. Según Kaden+Lager, todos los componentes pueden desmontarse y utilizarse de nuevo. Es un modelo de lo que puede conseguirse cuando se da prioridad a las necesidades, la densificación urbana y una construcción respetuosa con el clima.
Echar abajo la cultura de la demolición
Premiar un proyecto como Skaio es indicativo del compromiso del German Sustainable Building Council’s (DGNB) de hacer frente a la cultura de usar y tirar. También en los premios Pritzker, el principal galardón mundial otorgado a arquitectos, se refleja esta tendencia de reconocer el trabajo de profesionales que priorizan la conservación de los recursos. En 2021, el premio ha recaído en los franceses Lacaton & Vassal, quienes prefieren aportar algo a los edificios en lugar de demolerlos.
Estos ganadores representan un importante cambio de paradigma en la manera de pensar del sector. Según el último informe de Naciones Unidas, los edificios y el sector de la construcción son responsables del 38 % de las emisiones mundiales de carbono y no están avanzando con la rapidez suficiente hacia el objetivo del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global por debajo de los dos grados centígrados. A medida que la población mundial sigue aumentando, las materias primas como la arena y la grava (esenciales para la producción de hormigones) comienzan a escasear y a subir de precio. Existe una creciente presión política, económica y ecológica por encontrar materiales de construcción alternativos.
Para Sobek, ingeniero civil, arquitecto y uno de los impulsores del DGNB, esta evolución del sector es una excelente noticia. Él ya era consciente de la escasez de recursos en los años noventa. En la actualidad, cuenta con un imperio de oficinas que se extiende desde Nueva York a Dubái y Buenos Aires. Su cartera de proyectos abarca desde la planificación de la fachada y el asesoramiento sobre la sostenibilidad de la Torre ADNOC de Abu Dabi, en los Emiratos Árabes Unidos, al desarrollo de nuevos planteamientos energéticos para una clínica en Eisenberg, en el este de Alemania.
En una entrevista a DEKRA Solutions, Sobek comentaba: “Utilizamos una gran variedad de materiales de construcción, todos ellos completamente reciclables. La verdadera cuestión es cómo conectar esos materiales. Debemos asegurar que todas las uniones son desmontables y que los materiales compuestos pueden separarse para reciclarlos por tipos”.
Su propia vivienda en la ciudad alemana de Stuttgart lo ilustra a la perfección. Sobek la llama R128, que suena un poco a androide de La guerra de las galaxias y evoca la imagen de una asombrosa vivienda inteligente con todo tipo de dispositivos interconectados.
De hecho, el nombre es una abreviación más o menos modernizada de la dirección, Römerstraße 128. Se trata de una vivienda de tamaño modesto, completamente acristalada y rodeada de vegetación, enclavada en una colina. El interior es tan minimalista que parece deshabitada. La vivienda de Sobek es un manifiesto de sus convicciones: su consumo energético es mínimo y está compuesta por materiales reciclables y reutilizables, como planchas de cobre, vidrio y pórticos de acero que antes formaban parte de otros edificios. “Cuando era pequeño, soñaba con vivir en una burbuja de jabón en medio del campo ―recuerda Sobek̭―. Hoy, la burbuja es cúbica”.
Giulia Peretti, directora del equipo de física de la construcción y sostenibilidad de Werner Sobek Green Technologies, subraya la importancia de las medidas compensatorias de los errores del pasado y apuesta, por ejemplo, por la reutilización y el reciclaje de componentes ya instalados en otros edificios. La idea de fondo es contemplar el entorno construido como un almacén de materiales a la espera de ser reincorporados como parte de la economía circular.
Un cambio de paradigma en el sector de la construcción
Un ejemplo de este modelo es NEST, un edificio de investigación modular del campus del Laboratorio Federal Suizo de Ciencia y Tecnología de los Materiales (EMPA, por sus siglas en alemán). Junto a Dirk. E. Hebel, profesor de construcción sostenible en el Instituto Tecnológico Karlsruhe (KIT), y Felix Heisel, Sobek es responsable del Módulo de Extracción y Reciclaje Urbano (UMAR) de este centro próximo a Zúrich. Las láminas de cobre que rodean los vidrios formaron parte del antiguo chapitel de una iglesia y, como revestimiento, se recuperó la fachada de una oficina bancaria local.
Hebel es, junto con Sobek, uno de los arquitectos más adelantados en este cambio de paradigma. Lleva años investigando soluciones alternativas con sus alumnos del Departamento de Arquitectura del KIT, en el suroeste de Alemania. Proyectó el pabellón Mehr.Wert para la Exposición Federal de Horticultura de 2019. Al igual que el NEST en Suiza, esta construcción se caracteriza por sus materiales reciclados: la estructura de acero en forma de árbol proviene, en su mayor parte, de una central eléctrica de carbón que fue desmantelada un poco más al norte.
Hebel explica que la estructura no emplea adhesivos, espumas ni pinturas, ya que eso impediría la separación y el reciclaje, aun tratándose de materiales teóricamente reciclables: “A partir de ahora, tendremos que proyectar y construir de modo que cuando se derribe un edificio, en lugar de deshacernos de los residuos o llevarlos a un vertedero, podamos obtener de ellos un valor añadido”.
Aunque Hebel admite que las demandas edificatorias superan todavía la cantidad de materiales que pueden reincorporarse al ciclo de la construcción, el empleo de materiales orgánicos regenerativos que se producen, desarrollan o cultivan mediante luz solar podría reducir este déficit. Durante los últimos años, el sector de la construcción ha experimentado con materiales alternativos como el cáñamo, el bambú y los hongos. Entre estos proyectos experimentales se encuentran el MycoTree, del propio Hebel, para la Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Seúl en 2017, y la torre compostable Hy-Fi, que utiliza ladrillos creados a partir de deshechos y hongos. Esta torre fue proyectada por el arquitecto estadounidense David Benjamin para el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
No obstante, hace falta algo más que una acertada elección de materiales para que un edificio sea sostenible. Hebel explica que los arquitectos deben preguntarse cómo se conectarán los materiales, si será sencilla su reparación, cómo afectará a la durabilidad del edificio y cómo incorporar las instalaciones. La opción de deconstruir un edificio para que siga su curso en la economía circular debe plantearse desde el primer momento de su planificación.
Un pasaporte de materiales de construcción ecológicos
Hebel ve mucho potencial en la transformación digital para gestionar información sobre materiales: “Necesitamos un registro público y un pasaporte para cada material”. Este registro debería informar de la composición, la producción y las propiedades mecánicas de cada material, así como de qué parte de su composición ha sido utilizada en cada edificio y de cómo se ha incorporado. Y añade: “De este modo, sabríamos dónde están nuestros materiales de mayor valor y cómo ponerlos otra vez en circulación”.
Las herramientas de transformación digital actuales, como el programa de análisis de la eficiencia de la construcción Insight, de Autodesk, ayudan a los profesionales a dar pasos hacia una construcción más sostenible. Además, ReCapture, el nuevo servicio de economía circular que ofrece el estudio White Arkitekter, escanea los edificios existentes para identificar materiales reciclables.
Sobek advirtió hace tiempo de que no se debe sacrificar el estilo en nombre del ahorro de recursos. Para favorecer la economía circular es importante que la gente se identifique con el diseño sostenible y lo encuentre atractivo. “La arquitectura debe ser bella ―afirma―. Solo así conseguirá emocionarnos y que nos preocupemos por ella”.