Colaboración intersectorial: nuevos ecosistemas industriales
- Un nuevo estudio realizado por IDC afirma que las empresas que colaboren con otros socios de la industria aumentarán su índice de innovación en un 40 % en 2022.
- Los ecosistemas industriales añaden valor en aspectos que los directivos de las empresas no deben obviar: brindan apoyo al I+D, expanden la capacidad operativa y crean nuevas experiencias para el cliente.
- Se acabaron los tiempos en los que los líderes empresariales podían ver sus empresas como aisladas de las demás.
A menudo las grandes empresas dan imagen de ser fortalezas inexpugnables: gigantes globales que irrumpen en los mercados con unas oportunidades y vistas privilegiadas inalcanzables para las empresas más pequeñas. Pero lo cierto es que la situación se ha vuelto mucho más compleja gracias al efecto nivelador de lo digital. Ahora es perfectamente posible que una nueva empresa, idea, producto o servicio surjan sin avisar y crezcan a gran velocidad. Asimismo, un negocio bien establecido puede tambalearse con las sacudidas del mercado.
Todo esto recalca la importancia de la agilidad organizativa. Hoy en día las nuevas empresas crecen en un hábitat compartido que incluye sociedades de capital-riesgo, espacios de coworking, aceleradoras, emprendedores en serie, mentores, portales de micromecenazgo e incubadoras académicas, todas arrimando el hombro para ayudar al nacimiento de una empresa. Para una empresa emergente de seis personas, es perfecto contar con tantos consejos y recursos, pero las multinacionales globales con plantillas de miles de empleados no acostumbran a procesar rápidamente los consejos que vienen de fuera. Puede parecer casi imposible corregir el rumbo de una gran empresa, lastrada por su presencia en múltiples países, idiomas, monedas y continentes. ¿Pero es tan difícil como lo pintan?
Los ecosistemas industriales son una parte integral del crecimiento
La idea de la colaboración intersectorial para las grandes empresas empezó a ganar terreno en 2014, con la salida a Bolsa de Alibaba, el gigante chino del comercio electrónico. En su día la mayor OPV de la historia, originó un alud de especulaciones en cuanto a los cambios que supondría esta decisión con respecto a la economía global y el creciente impacto de lo digital.
En su cuidadoso análisis de la propuesta de Alibaba, analistas como IDC destacaron que el documento mencionaba la palabra ecosistemas más de 150 veces, cosa que transmitía a los posibles inversores la extrema importancia de los ecosistemas en el futuro del crecimiento y desarrollo de la compañía.
Los ecosistemas son fundamentales en el mundo natural: permiten a los organismos interactuar y cooperar en el marco de una combinación única de condiciones medioambientales. Los miembros de un ecosistema influyen en el comportamiento de los demás y, aunque compiten en el mismo territorio, también forman relaciones simbióticas, compartiendo recursos y participando en intercambios que les permiten prosperar y evolucionar. Cuando llegan disrupciones externas, a menudo los organismos del ecosistema se adaptan conjuntamente.
En la actualidad, un nuevo estudio de IDC afirma que el éxito o el fracaso de una empresa depende de su capacidad para imitar el mundo natural. Los actuales entornos de mercado se mueven a gran velocidad y sufren constantes disrupciones; una situación que exige que los que en su día eran lobos solitarios operen ahora como parte de un “ecosistema industrial”, colaborando y cooperando en pos del crecimiento mutuo y la supervivencia.
Algunos de los hallazgos del estudio:
- El 60 % de las organizaciones de todo el mundo han identificado los ecosistemas industriales como una inversión prioritaria que asegurará su adaptabilidad y éxito a largo plazo.
- Para finales de 2022, los ecosistemas industriales verán un incremento del 40 % en su índice de innovación entre los nuevos productos digitales y físicos que saldrán al mercado, frente a los enfoques de innovación tradicionales.
- Actualmente, el 45 % de las empresas de fabricación participan en nubes pertenecientes al sector y un 26 % cuentan con plataformas que permiten transacciones comerciales con terceros.
Giulia Carosella, al frente del departamento de IDC dedicado a las prácticas de transformación digital en Europa y principal analista del estudio, afirma sobre los ecosistemas digitales: “Permiten a las organizaciones trabajar juntas con otras de su mismo nivel para generar valor, crear resiliencia, fomentar la innovación y adelantarse tanto a las amenazas como a las oportunidades. Open Manufacturing Platform (OMP) es un ejemplo de cooperación global entre empresas, pensada para acelerar la innovación a escala gracias a la puesta en común de conocimientos y datos y al acceso compartido de nuevas tecnologías”.
Japón es uno de los mercados que han recibido alabanzas por su temprana adopción de la colaboración industrial. Un informe de 2020 de JETRO (siglas de Japan External Trade Organization) afirma que, si bien las empresas japonesas son duras competidoras, suelen ir al combate en grupo. Así, con el paso del tiempo se han ido formando grupos industriales en una estructura piramidal de cadenas logísticas. Los fabricantes se sitúan en la cúspide. Por debajo de estos se desarrollan productos y mercados mediante un proceso de “comparación y ajuste”, por el cual diferentes miembros de estos grupos cooperan desde la fase de desarrollo de producto hasta la de producción.
No obstante, la digitalización es un aspecto en el que el sector de la fabricación japonesa se está quedando atrás. Las empresas aún utilizan diseños en 2D y procesos manuales para la adquisición y el suministro de componentes, cosa que ha entorpecido la productividad. Las mejoras en la eficiencia de ese proceso beneficiarían tanto a los fabricantes como a sus clientes. MISUMI, fabricante y distribuidor de componentes mecánicos, para acelerar su grado de innovación en el sector, está construyendo una plataforma que mejora de forma significativa la productividad para sus clientes.
La empresa lleva 40 años cumpliendo una función indispensable en el suministro de componentes para fabricantes japoneses: ha establecido una sólida infraestructura de venta de piezas por catálogo, en el que aparecen claramente los precios y plazos de entrega. Además, cuenta con unos flujos de trabajo únicos en la producción, cosa que se traduce en rápidas entregas. Sin embargo, la apabullante cifra de 80 000 trillones de variaciones que ofrece su catálogo impreso solo cubre su oferta de productos estándar: únicamente suma alrededor de la mitad de los componentes que necesitan sus clientes.
Para acelerar la contratación de componentes originales sin estandarizar, MISUMI ha creado un ecosistema de encargo de componentes llamado meviy. Se trata de un sistema a demanda que permite a cualquier cliente subir información 3D de sus propios componentes; la inteligencia artificial (IA) del sistema, reconociendo su forma al instante, comprueba los requisitos en cuanto a la ingeniería de producción y facilita un precio y presupuesto al momento. Este sistema ahorra muchísimas horas de trabajo humano y acorta de forma significativa los plazos de entrega.
“Meviy también ha expandido el alcance de nuestras colaboraciones —afirma Mitsunobu Yoshida, alto directivo de MISUMI y presidente de ID (Industrial Digital) Manufacturing Business Company—. Estamos extendiendo la fabricación a nuestras empresas asociadas para hacer frente al gran volumen de producción. Por ejemplo, Protolabs son muy rápidos en la entrega de prototipos. También estamos añadiendo nuevas características a meviy a través de un desarrollo en conjunto con Toyota, que usa muchísimo nuestro sistema. Este ecosistema facilitador de componentes seguirá evolucionando en el futuro”.
En el sector de la arquitectura, ingeniería y construcción (AEC, por sus siglas en inglés), Shimizu Corporation, una de las mayores empresas de construcción general de Japón, afirma estar trabajando para alcanzar una mayor eficiencia en las interacciones entre clientes, diseñadores y contratistas. Masakazu Yanagawa, gerente del grupo de tecnología avanzada en la división de tecnología civil de Shimizu Corporation, afirma: “Las empresas de nuestro sector tienden a funcionar según sus propias reglas en cuanto a gestionar y compartir información. No ha sido fácil llegar a una situación fluida en la que compartir información y alcanzar consensos”.
Yanagawa añade: “Para asegurarnos de que todo el mundo tiene una visión común de un proyecto, tenemos que publicar informes técnicos, dar explicaciones a quienes no entienden cómo se usa el sistema o celebrar sesiones informativas. En el caso de las empresas japonesas, muchas veces los servicios en la nube están limitados a las regiones nacionales, cosa que a menudo es un problema”.
Para ayudar a superar estas dificultades, Shimizu ha elaborado su propia combinación de soluciones basadas en la nube, creando un ecosistema digital que trasciende las barreras tradicionales entre cliente y contratista:
“Así pudimos eliminar la necesidad de mandar documentos por e-mail y conseguimos que fuera más fácil recibir y enviar archivos de gran tamaño. En Japón, los departamentos del Gobierno nacional, Gobiernos locales, redes ferroviarias y operadoras de carreteras son algunos de nuestros clientes, y les cuesta configurar ordenadores de altas prestaciones. En esos casos utilizamos un ecosistema como [Autodesk] BIM 360, que es muy efectivo porque los modelos 3D se pueden ver fácilmente en un navegador o en un dispositivo móvil”.
A medida que la economía global sigue avanzando hacia su destino digital, Carosella afirma desde IDC que la mayoría del producto interior bruto global de este año vendrá generado por los ingresos basados en procesos digitales. En unos tiempos de gran disrupción medioambiental, económica y geopolítica, reforzar los lazos dentro de la industria podría ser una de las mejores maneras de protegerlos.