Planes climáticos para líderes: más que evitar daños, dar soluciones
- Los líderes en los campos de la fabricación y la arquitectura, la ingeniería y la construcción tienen que estar a la cabeza de los esfuerzos mundiales por crear un futuro más sostenible.
- El mercado de los bonos verdes superó los 500 000 millones de euros en 2020 y no deja de crecer a gran velocidad.
- A medida que se acelera la transformación digital, las empresas podrán hacer uso de la tecnología para diseñar y construir de forma más sostenible.
Las personas somos naturalmente propensas a fijarnos en lo negativo, en las crisis. Se trata de una característica evolutiva que, a lo largo de la historia, ha servido para aumentar las probabilidades de supervivencia de los seres humanos. Ahora, pensemos en la situación del mundo: una pandemia global aún activa, incendios forestales, inundaciones, sequías que anuncian que el clima va a peor a nivel mundial y una brecha socioeconómica que no deja de ensancharse y en la cual el 1 % de la población acumula la mitad de la riqueza. Podría sonar a novela distópica, pero no es otra cosa que el año 2021 en este planeta.
No tan deprisa. Lo cierto es que si los humanos intentásemos ignorar esa negatividad evolutiva, veríamos aparecer un escenario diferente: las reuniones de los líderes mundiales para cumplir promesas climáticas, las mejoras económicas para los asalariados con retribuciones más bajas en países como Estados Unidos y España, la llegada de la inversión de impacto y según criterios ASG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo), la explosión de innovaciones en tecnologías con bajas emisiones de carbono… Si observamos de forma objetiva la situación mundial, veremos que existe un esfuerzo colectivo por abordar los desafíos que nos afectan como sociedad.
Además, los líderes empresariales han comenzado a reconocer la necesidad de tomar medidas, al expandir su perspectiva en cuestión de responsabilidad corporativa y aprovechar tecnologías y estrategias de finanzas sostenibles para virar el rumbo. Y están tomando decisiones que no solo aumentarán sus beneficios, sino que también ayudarán a crear un futuro mejor.
Esto viene impulsado, en parte, por un cambio cultural en las expectativas que se tienen en el sector privado. Los líderes se enfrentan a una nueva tendencia entre los clientes que exigen más acciones a favor del planeta y las personas. Los consumidores obligan a que se den estos cambios a golpe de cartera. Los empleados eligen empleos en organizaciones que dan prioridad a la diversidad y son conscientes de su impacto medioambiental. Y los inversores también están optando por empresas que se preocupan por la sostenibilidad. En general, se está exhortando a un mundo corporativo más responsable y consciente de sus actos, y las empresas comienzan a honrar el desafío.
Si lo que queremos es tomar medidas ambientales efectivas, la arquitectura, la ingeniería, la construcción y la fabricación son sectores perfectos por los que empezar:
- La construcción comprende el 13 % del PIB mundial y utiliza más de la mitad (PDF, p. 7) de todas las materias primas extraídas en el planeta.
- El 40 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero se le atribuye al entorno edificado.
- El uso de energía industrial contribuye al 2 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que, solo en Estados Unidos, la fabricación es responsable de 1300 millones de toneladas métricas del dióxido de carbono que se arroja a la atmósfera.
Queda un largo camino por recorrer tras la llegada de la pandemia del covid-19, y con él, una transformación digital acelerada al mismo tiempo que una oportunidad de reflexión para las empresas. La conclusión a la que han llegado es que nada volverá a ser como antes. Este es un momento ideal para que los sectores de la fabricación y de la arquitectura, ingeniería y construcción se embarquen de una vez por todas en esta transformación digital y aprovechen herramientas digitales para obtener resultados más sostenibles que permitan un mundo más igualitario. Para tener un impacto real, las empresas tienen que ir más allá de “evitar daños”: tienen que dar soluciones. Esto supondrá un esfuerzo colectivo liderado por las personas y a bordo de la tecnología, algo que estos sectores están empezando a ver como toma forma, objetivamente hablando.
Más allá de la rentabilidad: tener un propósito
La definición de sostenibilidad se ha expandido para englobar también problemáticas relacionadas con las personas. Al fin y al cabo, de lo que se trata es de garantizar que podamos vivir en un planeta habitable. Claramente, cuestiones como la igualdad y la inclusión son parte de la ecuación. Las empresas empiezan evaluar no solo el valor que aportan a sus accionistas, sino también el impacto que pueden tener. Para ello, es ideal empezar por aplicar un marco ASG. El término ASG engloba un grupo de motivaciones de tipo no financiero —como la energía, las emisiones, los residuos, la clientela, la comunidad, la calidad del liderazgo y el cumplimiento de los propósitos, así como la seguridad, diversidad y bienestar de la mano de obra— que las empresas tienen en cuenta a la hora de desarrollar estrategias comerciales.
Lo que caracteriza a una propuesta ASG sólida es un conjunto de principios que sirvan de guía a la empresa; también minimiza los riesgos y genera valor. Han aumentado drásticamente los inversores que quieren asociar sus fondos con empresas que respetan marcos ASG. Según McKinsey, las inversiones sostenibles ya han alcanzado los 30 billones de dólares (más de 26 billones de euros), casi un tercio de los activos a nivel mundial. Las empresas que no preguntan a inversores de ASG lo que necesitan para invertir en un negocio corren el riesgo de quedarse atrás.
Tener en cuenta de qué modo una empresa repercute en el mundo crea una economía de las partes interesadas (stakeholder economy en inglés), una importante evolución del actual modelo basado en los intereses de los accionistas. En dicha evolución, las empresas amplían su círculo de responsabilidad, invirtiendo en sus trabajadores y comunidades como una forma de capacitarlos, en lugar de limitarse a llenar los bolsillos de los accionistas. Así, se da una transición de organización centrada en rentabilidad a una espoleada por propósitos. Pero eso no tiene por qué suponer que se sacrifiquen los ingresos. Con una demanda en aumento de responsabilidad social por parte de las corporaciones, convertirse en una empresa de la stakeholder economy es una ventaja ante sus competidoras. De hecho, los fondos ASG empiezan a superar la rentabilidad del S&P 500.
Financiación sostenible para un mundo mejor
Para establecer el rumbo a un futuro guiado por propósitos, muchas compañías están desarrollando marcos sostenibles de financiación. Estos manuales de inversión establecen una estrategia de impacto para la empresa. Con el objetivo de reunir el capital necesario para proyectos dentro de cierto marco, las empresas a menudo emiten bonos verdes, sociales y de sostenibilidad (GSS en inglés) con los que financiar proyectos destinados a causas humanitarias y medioambientales. En 2020, el mercado de los bonos verdes superó los 500 000 millones de euros —un crecimiento del 53 % en tan solo un año—, y va camino de seguir creciendo a pasos agigantados.
Los bonos verdes los emiten los Gobiernos, las organizaciones y las empresas privadas para incentivar resultados sostenibles. Las empresas pueden reservar estos fondos para proyectos de construcción, invirtiendo en planes para edificios nuevos y preexistentes que mitiguen los riesgos asociados al cambio climático. Aunque se trata de financiación creativa para el bien común, también aporta beneficios a la empresa en sí. Como ocurre con los fondos ASG, los bonos verdes a menudo aumentan el valor de las empresas.
Uno de los bonos de sostenibilidad más cuantiosos de 2020 lo emitió Schneider Electric, una empresa multinacional que ofrece soluciones de gestión energética. Su marco de financiación por la sostenibilidad da un gran ejemplo de un tipo de empresa que lleva las acciones por el clima un paso más allá. La empresa centró sus esfuerzos medioambientales en reducir la huella de carbono de sus propias operaciones, y sus 650 millones de euros en bonos verdes están creando toda una cadena de valor sostenible. Schneider Electric se ha comprometido a asistir a sus proveedores en la adopción de mejores procesos y prácticas para alcanzar cero emisiones netas para 2050 y ofrecer soluciones que “garantizan a sus clientes un ahorro de 800 millones de toneladas de emisiones de CO2”. Un ejemplo perfecto de la unión entre tecnología y finanzas sostenibles.
Todas las compañías necesitan aumentar su capital en algún momento, ya sea mediante inversores, accionistas, bancos o la emisión de deuda. Los bonos de sostenibilidad suelen darse con un descuento en la tasa de interés, cosa que puede ahorrarles millones de euros al año a quienes los emiten. Con el acusado incremento de los bonos GSS, si una empresa constructora o de fabricación busca encauzar sus prácticas comerciales según unos objetivos más sostenibles —como puede ser producir menos residuos, ser más eficientes energéticamente o contar con una mejor selección de materiales—, estos bonos están al alcance de la mano.
La conexión entre la digitalización y la acción por el clima
A medida que este viraje global hacia la sostenibilidad gana velocidad, la transformación digital también se acelera en los sectores de la fabricación y la arquitectura, ingeniería y construcción: una coincidencia de lo más afortunada. Al mismo tiempo que las empresas adoptan nuevas tecnologías que les permitan ser más eficientes, reducir los residuos y ahorrar dinero, este proceso también las prepara para minimizar su impacto en el medio ambiente.
Las empresas de arquitectura, ingeniería y construcción que adopten la transformación digital y los fabricantes que incorporen herramientas y prácticas de la Industria 4.0 estarán bien encaminados hacia completar proyectos más beneficiosos para el planeta. Las herramientas digitales dan pie a resultados sostenibles de muchas maneras. Por ejemplo:
- Cuando los datos de un proyecto se conectan a una plataforma basada en la nube, se crea una sola fuente de datos fehacientes. Esto lleva a flujos de trabajo donde se comparte la información y con mejores sistemas de colaboración, lo cual reduce en un 52 % la repetición innecesaria de tareas que provocan la gestión deficiente de los datos y los errores de comunicación.
- La supervisión digital de los proyectos permite una gestión de inventarios muy ajustada en los tiempos: las empresas pueden encargar lo que necesitan exactamente cuando les hace falta. Esto puede reducir en un 30 % los materiales de construcción que terminan en el vertedero.
- A partir de datos, la automatización crea conocimientos prácticos que permiten a los equipos de diseño tomar decisiones más fundadas a lo largo de la vida útil de un proyecto.
- El diseño generativo, impulsado por la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático, permite a arquitectos y diseñadores explorar diversas opciones de diseño (como al elegir un material según sus emisiones de carbono) para obtener resultados más sostenibles.
Hay un sinfín de ejemplos de herramientas digitales que permiten resultados más sostenibles. La IA, los datos conectados, la automatización y la nube son solo un puñado de las soluciones que están sentado las bases en el sector de la arquitectura, ingeniería y construcción para el diseño, edificación y funcionamiento de edificios de forma que dejen menos huella en el planeta. Los fabricantes pueden optimizar los materiales para mejorar la sostenibilidad de sus proyectos. Cuantas más tecnologías digitales adopten estas industrias, más posible será la sostenibilidad de los resultados.
No podría ser mejor momento para expandir las responsabilidades corporativas a todas las partes interesadas, reducir el costo de financiar inversiones en sostenibilidad y aprovechar las herramientas digitales para permitir resultados sostenibles: se espera que la población global llegue a 10 000 millones en 2050, lo cual aumentará drásticamente la necesidad de hogares y productos creados de forma sostenible.
Y da la casualidad de que ser buenos para las personas y el planeta también es bueno para los negocios.