La economía circular y su enfoque de cero residuos centrado en la utilización y reutilización de los recursos están ganado terreno en la arquitectura. Es mucho más que reciclar; es adoptar la idea de ultrarreciclar dentro del contexto del diseño y la construcción. La implementación de este proceso cerrado implica un enfoque vertical que abarca desde el rendimiento de cada uno de los materiales individuales hasta el objetivo del edificio en sí.
¿Cómo construir un edificio con propiedades de circularidad?
Diseñar con circularidad significa tener en cuenta todo el ciclo de vida útil de un edificio y mucho más: un enfoque “cradle-to-cradle” (de la cuna a la cuna).
“Tomemos una estantería”, sugiere Saracino. “Puede que no esté en condiciones de repararse, pero, en lugar de desecharse, las tablas que componen los estantes pueden usarse en otro mueble con el mismo ancho y la misma longitud. Es aquí donde el diseño inteligente puede llevar a la circularidad”.
El mismo concepto puede aplicarse a un edificio. Saracino se explaya: “Piensen en un loft, como cuando una antigua fábrica se ha convertido en varias viviendas. Ese es un excelente ejemplo de circularidad de un edificio: un inmueble que antes era una fábrica y que ahora tiene gente viviendo en su interior, muchas veces con intervención mínima, y con las mismas vigas de secuoya en los cielos rasos y los pilares, y los mismos suelos originales”.
Conforme a Nesler, para aprovechar mejor las ventajas de la circularidad en el diseño de un edificio es de importancia crítica el uso de digitalización en todas sus etapas: “Del bosquejo con lápiz en un iPad a un modelo BIM. Después se completan todas las simulaciones, se optimiza el diseño (para un uso energético óptimo) y se calcula la cantidad de carbono incorporado en los materiales. Y luego se descarga en un sistema que interconecta todos los sensores y los dispositivos del edificio para que no solo se pueda lograr un control óptimo del edificio, sino para que también se consiga que este pueda producir, en lugar de consumir, energía. El edificio almacena, gestiona y también utiliza un poco de, es de esperar, energía limpia. Y como si esto fuera poco, en las paredes de hormigón y las vigas de acero habrá unos pequeños rótulos para que, cuando se desmantele el edificio en unos 50 años, se sepa exactamente qué contiene”.
Diseño de los edificios como bancos de materiales
En los procesos de construcción actuales los materiales se tratan con mucha ineficiencia y las construcciones se diseñan para aplicaciones específicas. ¿Qué sucedería si, en cambio, los edificios se trataran como almacenes temporarios de sus valiosos materiales y componentes? Esta es la idea en la que se apoya la concepción de edificios como bancos de materiales.
“Un edificio se compone de todas estas ‘cosas’” explica Saracino. “Hay madera en los suelos, algunas losas de hormigón y algunos tubos de cobre. Todos estos son materiales almacenados en el banco del edificio. Así se puede armar un edificio de modo tal que cuando llegue al fin de su vida útil se sepa qué hay en el banco. Y es muy fácil de desmantelar. No se trata simplemente de derribarlo con una bola de demolición”.
La digitalización constituye una fase con creciente importancia para el diseño de edificios como bancos de materiales. Nesler añade: “Ahora, cuando derribamos una pared no tenemos idea de lo que tiene. Un modelo BIM tendrá que incluir todos los datos de los materiales que componen el edificio, lo que facilitará su reutilización, su reprocesamiento y demás”.