Otro de los objetivos de Hurtado es lograr una mejor interfaz en su aplicativo, la cual permitiría tener información más clara y fácil de usar para las personas del campo. “El gran reto es que sea más intuitiva, que no sea algo pensado solamente para la gente que está metida en el día a día con la tecnología –explica–, sino que lo puedan usar personas con formación diferente”.
También está pensando cómo debe manejar toda esta data para subirla a la nube, para que él y su equipo puedan procesarla y realizar los análisis correspondientes. “De esta manera, si yo estoy en Bogotá y mi papá o las personas que están en el campo me quieren mostrar cosas desde la finca, me pueden enviar las fotos y un registro de lo que se está haciendo”, apunta.
Pero esta información no sirve de mucho si se queda únicamente en la finca, por lo que el siguiente nivel sería compartirlo con la gente. “Esto requiere de más personas trabajando por el proyecto para poder tener un mejor producto final, con el objetivo de que se pueda ofrecer a las personas del campo a un costo razonable para generar valor y un impacto ambiental y social”.
“Todo esto es simplemente tomar algo que ya existe –resume– y ponerlo donde antes no estaba. La agricultura está tomando otro sentido, hoy queremos tener mejores productos, productos que sean más naturales, por lo que la tecnología es cada vez más importante para cuidar las cosechas, sobre todo en temas como el calentamiento global”.
La nueva generación del café colombiano
Hoy Colombia vive la “tercera ola del café”, movimiento que busca producir más cafés especiales y de mayor calidad, por lo que este proceso de digitalización puede servir para generar mezclas cada vez más sofisticadas.
Hurtado es gerente y fundador de Blue Bird Coffee, marca que siembra en su finca y comercializa dos variedades muy preciadas: Castillo y Gesha. En su página web se puede consultar la descripción del sabor de sus cafés de manera gráfica e interactiva.
“Todo esto también sirve para cambiar la personalidad de los jóvenes –finaliza el ingeniero–, para que ya no vean al campo como algo aburrido, sino como algo cargado de tecnología y de oportunidades. Tenemos que empezar a tomar ese conocimiento y cuidarlo. Ahí es donde está nuestro gran reto”.